Un ángel de luz que ilumina

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Llegué cuando ya la conversación había comenzado, desde muchos días atrás (tal vez varias semanas) esperábamos esta oportunidad, su visita a nuestro pueblo podría ser un acontecimiento, y periodista al fin, imaginaba cómo entrevistarla.

Sin embargo, parafraseando un verso de una olvidada canción, “todo se derrumbó dentro de mí al verla sentada en un pequeño balance de madera y me limité a guardar silencio”, mientras mi colega de trabajo (Ramón Izaguirre Agüero) llevaba la voz cantante de la conversación.

Y en ese crucial momento dejé de ser reportero, deseché hacer la entrevista, y acudí a algo que en 38 años de profesión me enseñaron a no utilizar cuando del oficio se trata: escribir en primera persona, siempre hay una primera vez, aunque de ello no esté convencido.

La miré como quien ve un ángel de luz iluminando la casa, sus palabras, como tenue manantial, casi salían en susurro y se diluían con la música que venía de un fuerte audio a lo lejos, haciéndose casi no audible para mi oído, por eso comencé a escucharla con mis ojos.

Su delgadez de mujer joven y el tenue sonido de sus palabras marcan un abismo con la lógica de sus pensamientos al escucharla hablar de versos, estilos musicales y la vida cotidiana y lo pensé, una personita así, tan delicada, no puede ser tan fuerte en su enfrentamiento al transcurrir  de los días, semanas y meses mucha madurez para alguien que no llega a los 30 años.  

Y es señores, que nuestra cita es con Giselle Lucia Navarro Delgado, escritora, poeta, ensayista, diseñadora, asesora Literaria y Profesora en la Academia de Etnografía y Tradiciones de la Asociación Canaria de Cuba y muchas cosas más que la distinguen no solo en La Habana y el país, sino también en el extranjero.

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Tres de sus textos publicados estuvieron presentes durante el pasado año en la trigésima feria internacional del libro de La Habana: El circo de los asombros, ¿Qué nombre tiene tu casa? y La Comarca Silvestre.

Con el aval de ser multipremiada en varios certámenes literarios de relevancia en el país (a partir del 2010), Giselle Lucia tiene libros traducidos al inglés, francés, italiano y el turco, con publicaciones no solo en Cuba, sino también en España, Estados Unidos, México, Venezuela, Chile, Perú, Argentina, Puerto Rico, Bélgica, Finlandia y la India.

El año 2019 sin lugar a dudas marca su etapa de mayor reconocimiento a su creación literaria, pues a su ya extenso currículum se suman los lauros de importantes citas de la literatura cubana como el Premio David que convoca la UNEAC y el Guillermo Cabrera Álvarez para autor menor de 35 años, que otorgara el periódico Juventud Rebelde como parte del diecinueve “Encuentro A la Décima”.

También destacan el Premio “Toda luz” y “Toda mía”, del Festival Décima al Filo, el Pino Nuevo de Literatura Juvenil, y Premio “Mariposa a Poeta Joven”, más destacada del 2019, con patrocinio de Chez Monique y la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.

Mi compañero de trabajo como Asesores Literarios de la Casa de Cultura Eduardo Saborit Pérez, de Campechuela, Ramón Izaguirre conversa con Giselle Lucía y sólo atino a palabras sueltas, no la escuchó a ella pues sus palabras siguen llegando a mí como susurros, manantial de sortilegios, sueños y verdades compartidas.

La miré como quien ve un ángel de luz que ilumina y me da por creer que tal vez en un mañana pueda hacer galas de mi estudiado oficio y, entre preguntas y respuestas, acercarnos un poco más a quien desde su aparente fragilidad de muchacha es toda una madura mujer de las letras.

Ahora pienso que el 2023 no pudo traernos mejor regalo para comenzar el año que esta informal conversación  en la casa de la familia Cisneros, a solo horas de dejar atrás doce meses de pesares, continuos apagones eléctricos, lucha  contra las adversidades del día a día y muchos sueños para seguir adelante.

A usted Giselle Lucía nuestro eterno agradecimiento y a la familia Cisneros gracias por hacer posible este encuentro.

Tomado del perfil de Facebook de Rodrigo Motas Tamayo